El mejor tratamiento para el pie diabético continúa y seguirá siendo la prevención. El adecuado control metabólico, el control de los hábitos higiénico-dietéticos y el cuidado específico de los pies son las pautas más importantes a seguir.
Deben revisarse aún sin presentar alguna molestia. Observar cuidadosamente las plantas, los dedos y entre ellos. Al presentar enrojecimiento o cambios de coloración, callos, heridas no percibidas, acudir a valoración. En caso de ser necesario auxiliarse con un espejo
Lavarlos con agua tibia y jabón, mediante frotamiento, no tallar o raspar, no remojarlos, no ocupar cepillos. Vigilar la temperatura del agua para evitar quemaduras. Secarlos con toalla de algodón.
La piel debe mantenerse humectada para evitar la formación de grietas y por lo tanto de infección. Aplicar crema o aceite. No aplicar demasiado entre los dedos ya que el exceso de humedad propiciará micosis.
Las uñas deben de cortarse de manera recta y preferentemente los bordes deben ser limados. Vigilar infección alrededor de los bordes.
No deben ser cortados con tijeras o navajas, ya que pueden infectarse y complicarse.
Utilizar siempre calcetines. Los calcetines deben ser sin costuras. Evitar sandalias o zapatos que dejen expuestos al pie. Los zapatos deben ser de piel, sin costuras internas, flexibles, transpirables. No deben apretar. Revisar siempre el interior antes de ponérselos. Ventilarlos al no utilizarlos.
No acercar los pies a alguna superficie caliente o fuente de calor (p.e. calefactor) para evitar quemaduras. Evitar caminar sin calzado.
Mantener el esquema de vacunación completo, incluyendo vacuna contra el tétanos
Al presentar cualquier dato de alarma, acudir a revisión con el especialista y no con cualquier médico.